En un mundo tan enmascarado quizás dudar sea lo adecuado
pero no recuerdo cuando, que día, comencé a pensar
que podía confiar en algo
que ya no quiero recordar.
No esperaba nada,
hasta que una risa tímida me llego regalada
una mano que se acercaba y me prometía
un camino que no fuera tan solitario, sin despedidas.
Pero siempre llega y sabia
que algún día pasaría
y todas las razones por las que tanto te quise
parecían irse entre peleas grises.
Aquella vez desee
olvidarme que te quise como un pez
mordiendo mi propia cola
y olvidando las razones por las que te perdone.
Las risas contagiosas
los momentos a solas
los abrazos sentidos
y los secretos compartidos que nada valían.
Quizás soñar con una amistad como esa
no debería haber pasado
pero te vi sonreír tanto que creí
que era algo bueno tenernos en los malos momentos
pero nada bueno es barato
y yo no fui suficiente,
(como digo siempre
aunque se que no hay razón para decirlo)
nada de lo que pudiera darte en mi corazón
podría ayudarte a sentir que allá afuera
hay cosas valiosas -como éramos nosotras-
pero lo que brilló
solo me cegó
y todos esos recuerdos
ahora se camuflan en el dolor.
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