viernes, 20 de febrero de 2015

Vida mía no me falles, no me hundas.

Día 1: Una alfombra dorada se extiende bajo mis pies, mi cuerpo ahora mas pequeño reconoce a duras penas sus pensamientos, no entiende si esta sobre una alfombra o una dura manta. El ayer se le olvido y el futuro en un entierro, es tierra sucia y mojada, es fango que arrastra todo... pero aun no lo se, aun tengo todo intacto.
Día 2: Mi primer paso fue osado, lento y doloroso. A los lados la gente me observaba sin emitir comentario alguno a cerca de mi, donde estaba o porque me estaban viendo, pero no me pareció extraño, así que seguí caminando. Mi cuerpo crecía con cada paso y me sentí valiente, me sentí poderosa, alas de gorrión se extendieron en mi espalda y yo sabia que estaba creciendo, que esas alas eran mi poder, mi gloria, mi esplendor y que crecerían junto a mi.
Día 3: Fuerte y poderosa, así podía describirme mientras caminaba sobre la alfombra dorada, pero mirenme ahora, todas esas personas que antes me observaban cuidadosamente se esfumaban de mi vista, mis pasos cada vez se hacían mas rápidos, estas alas de pichón herido no me hacían ver como yo quería y tenia mis piernas cansadas de tanto correr y caminar, así que me tire ahí mismo en el suelo a descansar.
Días, semanas, años : Ruidos y estoy sola, sol y yo lloro, oscuridad y hay luz, noche sin sueño y un amargo gusto en la boca. Las personas, esas pocas que aun me miran desde lejos a veces me hablan de mis alas de pichón, dicen que aun las conservo pero cuando trato de tocarlas no puedo hacerlo, sencillamente creo que me mienten y se están burlando de mi, no hay sol en este pasillo y la alfombra dorada a la que me había acostumbrado se volvió sucia y ya no tiene ese color del que me había enamorado. Las caras, los ruidos, mi voz... todo se va y solo tengo estas ganas dentro de mi de levantarme y salir, de correr de nuevo todo lo que antes recorrí y de vivir, por si mañana muero quiero vivir, quiero salir y ver, quiero crecer de nuevo como un roble fuerte y sano.
Pero todo fue niebla y un poquito de esperanza que siempre vuelve a doler.

Vida mía, en que te has convertido...



No hay comentarios:

Publicar un comentario