Nunca me pude dar cuenta de lo rápido que pueden cambiar las cosas, así yo no este lista aún para mirarme a los ojos. Reconozco que este cuerpo es nuevo, diferente, reconozco que no soy la misma de ayer. Mis ojos han visto y mi boca ha dicho, escupido, mis manos han actuado en defensa y en aprecio.
He tenido una espina clavada, como el guisante bajo la torre de colchones que impedía dormir a la princesa porque nada detenía la sensación de incomodidad, algo había ahí. Exactamente igual.
Este cuerpo, estos ojos, estas manos no pueden parar de cambiar. Ya no puedo detenerme, todo lo he visto en sueños. Se que nada dura para siempre. Comprendo que mi ser es mas que esta sensación de dolor constante. Y si no nutro mas sensaciones a mi alrededor yo misma me estaré reduciendo a ser un alma que sufre en un cuerpo adolorido.
Pero quiero cambiar, no puedo detener el dolor, pero tampoco puedo detener a mi alma de desear ser feliz, de sentir algo diferente, así sea a la fuerza. Nada puede empujar un cambio mas que yo misma. Cortare mi remera para detener el sangrado, porque así salve ambos brazos, y así salvare mi ser.
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