martes, 18 de julio de 2017

Educado en la escuela del padre

Como único hijo,
nació mirando al sol,
sostuvo sus pies en una tierra
que luego hundió.
Se miro al espejo pero no se reconoció
sus facciones once años después
eran bruscas, únicas,
plagadas de experiencia con drogas.
Se notaba al verlo pasear
que la gente le huía a su mirada,
él levantaba firme la suya,
enseñando lo fuerte que era
sin el peso de un arma.
En la noche helada
se revolvía acostado en un banco
de una plaza cercana a su casa,
huyendo de la escuela del padre.
Esas noches era hijo del rigor,
carne de cañón,
ojos abrillantados de susto.
 Aun con el peso de un arma,
se sentía desarmado.
El frió nos cala los huesos a todos.
El hambre nos duele a todos.
Pero todo dolor se siente mas insoportable si se esta solo.
No somos quienes para divagar
si una bala vale mas en su cuerpo
que en el nuestro.

Lo que hiere, 
desde un principio siempre fue la indiferencia.





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