miércoles, 6 de abril de 2016

Y cuando nos volvamos a reencontrar, el eclipse sera total.

Sábado, casi tres de la tarde. Hace cuatro horas que estoy despierta, no se que escuchar, no se que es lo que quiero escuchar.
Pongo mi carpeta de "mix de música" donde tengo todas mis canciones favoritas de todos los álbumes de música que tengo. Decido poner esa lista en aleatorio. Primero pasa una canción de Alex Turner, Onda Vaga, Boom boom kid, The smiths.
Elijo dejarlo así.
Me levanto de la mesa, camino un poco buscando lo que sea, mirando si la llave del gas esta cerrada, lo esta. Vuelvo al comedor con una taza de cereales, me como un puñado y no vuelvo a tocarlo. Siguiente canción, otra de Arctic Monkeys, me gusta, la tarareo, canto el estribillo, termina. Miro a la ventana, el ruido de la calle me molesta, autos paseando escuchando cumbia, olvide la letra de la siguiente cancion. ¿Cual es? Bueno, me levanto de nuevo, llevo la taza casi intacta con los cereales
a la cocina, las tres y media de la tarde. Me duele la hora, no se que hacer, miro de nuevo la hora, parece que se riera de mi a mis espaldas.
Agarro el reloj que cuelga de la pared y lo dejo en el suelo, dado vuelta, no quiero verlo. Voy a la cocina, guardo los cereales de la taza y corroboro por cuarta vez en el día la llave del gas, y como no, estaba cerrada.
Abro la ventana, miro hacia abajo, octavo piso, una vista maravillosa hacia abajo, la vereda rota, la gente que pasa caminando esquivando las raíces del árbol que se asoman bajo el pavimento, este día huele a monotonía.
Lastimosamente levanto el reloj del suelo, las cuatro ¿y si me acuesto? No, mejor hago algo. ¿Que? Bueno, ya se me ocurrirá.
Mejor salgo un rato a caminar. Auriculares en mano, celular cargado a medias, zapatillas cómodas, musculosa, pantalones cortos, llave, y bajo por el ascensor.
Abro la puerta, bueno, mas que abrirla la empujo con la cadera, es pesada. Salgo hacia doce, miro vidrieras un rato, nada me gusta, no me apetece entrar a ninguna tienda, ni siquiera esa que mi mamá juraba que tenia ropa del tipo que me gustaba, canciones de Blur pasan por mis oídos, se extienden por mi cuerpo, sus canciones pegajosas me levantan un poco, no puedo evitar mirar al cielo, nublado por donde lo veas. Ya que descubrí mi estado de animo, nostalgia, decido poner Gorillaz, disfruto
de Demon Days, como no.
Las seis, canta mi celular, no entiendo como se me escapo tanto el tiempo, al final no compre nada
y decido volver a casa. Siento ansiedad, me pasan por la cabeza miles de ideas sentada en la mesa de mi comedor, pero no quiero levantarme, tengo hambre, pero no quiero cocinar. Me levanto, voy a la cocina y agarro una manzana, quizás después coma algo mas, sin darme cuenta me duermo en la silla, las siete, las ocho, las nueve.
La pared blanca me molesta, me hace sentir que estoy en una habitación vacía, esta es mi casa ahora, me digo, y se me pasa por la cabeza la idea de colgarle alguno de mis dibujos ¿No me hará ver como una engreída? Bueno, es mi casa, y con esto me convenzo.
Las doce.
Faltan dos horas. Decido ponerme la alarma, duermo un rato mas en la silla y a la una y media, suena mi celular, me despierto, limpio un poco el piso, me cambio para estar presentable. No puedo evitar el temblor en mis manos, si, estoy nerviosa.
Recuerdo que deje el reloj tirado en el piso y lo levanto, lo cuelgo y lo miro con recelo. Suena el timbre. Me recorre un escalofrió de placer ante ese ruido.
Entra por la puerta.

Domingo, dos de la madrugada, todo el sueño que tenia se desvaneció, me sudan las manos, me tiemblan las rodillas y el labio, no puedo decir nada, bueno, no se que decir, esta parado frente a mi después de casi dos semanas sin vernos, no me atrevo a mirarlo a la cara, se que voy a llorar, se me empaña la vista, me levanta el mentón con su mano y mi pecho se estruja, me duele, me hace vibrar de plenitud. Se me escapan las lagrimas, mi cara es horrible cuando lloro así que lo abrazo con fuerza ocultando mi cara, me levanta y envuelvo su cuerpo con mis piernas. Nos mantenemos así un tiempo, llorando, su pecho se infla y se desinfla muy rápido, se que llora porque tengo mojado el cuello, me besa.
Las dos y tres minutos, pienso en decirle que no quiero que se vaya pero se que tenemos los días contados, así que no lo hago. Se me estruja un poco el corazón al pensar en que es solo una visita y que no se va a quedar, pero no puedo evitar sentir emoción.
 Lo miro, desde que entro por la puerta este departamento me parece un hogar, bonito, cómodo. Él lo cambia todo. Me cambia, me trasforma, pone todo patas arriba, quiero que se quede, quiero que se quede para siempre. Estoy feliz, no quiero volver a tener un día como el de hoy, aburrida, cansada, dolida, monótona, casi como un robot.
Yo quiero que su torbellino me lleve, me haga sonreír y que me haga olvidar que existe algo llamado "despedida".
Su ropa tirada en el suelo me parece la cosa mas maravillosa del universo, cuento los pasos que da hasta llegar al baño, lo veo cocinar, se ríe y yo rió con el, note que se había rasurado un poco la barba, me gusta, va hacia el comedor y lo sigo, le digo que lo amo y me responde con un beso. Ah, suspiro, su risa contagiosa inunda el departamento, me siento viva, me volvió el color a las mejillas, no me da miedo la oscuridad de la habitación mientras lo abrazo en la cama con las piernas enredadas
en su cuerpo, ronca y lo miro dormir, le doy un beso en el cachete y abre un poco los ojos, se mueve un poco solo para invitarme a acostarme sobre su pecho, lo hago, y me duermo con mas facilidad de la que he dormido en esta semana en soledad.
Me despierto con el sol en la cara, el miedo me invade, pero veo su rostro antes de que pueda asustarme del todo, le doy un beso y sonríe, lo miro mientras en un segundo vuelve a dormirse, me pregunto cuanta vida puede darme este hombre, y como si él pudiera leer mis pensamientos, abre los ojos y me planta un beso sorpresa.
Tanta vida me da que siento que si se marchase algún día podría morir.


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