miércoles, 4 de marzo de 2015

Es testarudo. A veces sencillamente no me comprende y sigue sin hacerlo en ocasiones. No sabe darse cuenta cuando finjo una sonrisa. El nunca supo hablar seriamente porque siempre quiso verme radiante aunque el día me mojara la cara.
Me heria sin darse cuenta. Le había dicho muchas veces que sus chistes sobre mi no me parecían graciosos y a veces me lastimaban pero el no recordaba mi petición y seguía riéndose esperando mi risa (que nunca llegaba). Solamente quiere estar conmigo... eso hace que yo me sienta bastante mal cuando no puedo ir con el, y eso causa su enojo y su tristeza.
A veces agarra su guitarra, su mate, sus canciones y sobro por un buen rato en el que su concentración pasa por encima de mi.

Pero no sabe decir mi nombre sin sonreír.

 El me toma de la mano y no hay mas nada que temer. Me espera, me sana, me mima tanto que a veces no puedo soltarlo, ama estar conmigo y yo amo estar a su lado. Adoro sus frases raras, esas que solo escucho salir de boca de el, sus besos apasionados, mis besos torpes que arruinan todo y el solo me mira y se ríe. ¡No puede evitarlo! El me mira y sonríe, parece brillar con luz propia...
Me abraza de una forma única, una forma en la que nunca había sido abrazada, el me hace sentir como en casa cuando me acurruco en sus abrazos. Su piel caliente alivia mi frió, lo amo, sus ojos solo pueden seguir mis pasos. Siempre estuvo mirándome, ayudándome y protegiéndome. Nunca tuvo malas intenciones conmigo, y si había un enojo de mi parte seguramente era un malentendido por parte mía. En el momento en el que mi cuerpo encaja con el suyo cuando nos acostamos juntos, yo puedo reír y llorar de felicidad, amo sus ojos, su boca, su suave pelo negro.
El es imperfecto, completamente imperfecto y gracias a eso puedo decir con emoción que lo amo como nunca creí que podría amar a alguien, como una loca.



No hay comentarios:

Publicar un comentario