miércoles, 20 de agosto de 2014

Los ojos del pasado

Como cruzar un buen amigo que hace mucho no ves. Abrir la cajita de recuerdos con cartas y fotos de la infancia con personas que ya no recuerdas. Volver a la primer casa en la que viviste, aquel lugar que te llena la cabeza de ruidos, recuerdos olvidados.
Una mirada basto para saberlo, porque seguramente usted dejo que el se olvidara y sufriste sus recuerdos sumados a los tuyos, la espectadora, la que nunca dirigió su corazón hacia ningún extremo, porque justificar el daño causado era lo que debía hacer como esposa pero fue difícil para usted también ¿No? Haber visto todo desde que comenzó hasta su final, hasta el día de hoy.
Y también se grabo el recuerdo y el ruido en tu cabeza, mi cara, mi llanto y esas piernas temblorosas. Te debe sorprender, espectadora fantasmal, que yo haya tenido en aquel entonces la misma edad de las que ahora son tus adoradas nietas. Mis disculpas por la frialdad con la que tengo que expresarme, pero tus ojos, tu mirada, tus dudas, tus cejas inquietantes... toda tu me pedía a gritos que escribiera.
Yo nunca me habría atrevido a escribir sobre usted, dolorosa espectadora, recuerdo caminante de mis lagrimas frías de tristeza y calientes de ira. Aun arde y quema mi pecho, así que por favor... no vuelva a mirarme, no se detenga, no vuelva a clavarme. Olvideme, justo como el lo hizo, libereme de sus recuerdos.


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