Me arrepiento de no haber dicho nada mientras un grupito de personas gritaban mi nombre y decían que iban a estar mejor si me suicidaba, de no haberlo dicho a tiempo. Me arrepiento de no haberle tirado el pelo mas fuerte a mi papá durante esa pelea cuando tenia diez años, me arrepiento también de ahora mismo (en el presente) no aceptarle correctamente sus abrazo. Me arrepiento de no haberle pegado una piña en la cara a esa pequeña hija de Satan que se rió de mi cuando tartamudee al leer en voz alta en clases, me arrepiento de no haberme atrevido a presentar mas orales delante de mis compañeros por miedo a sus risas y dejar que mi mamá se quiera morir cada vez que llegaban mis notas a casa. Me arrepiento de no aprender a tiempo que las personas cambian, de no haber sido mas cuidadosa. Me arrepiento de haber hecho llorar tanto a mi mamá y me arrepiento de haber aguantado un año de relación violenta y de no ser lo suficientemente realista como para saber que esperar a un cambio era una utopía que nunca iba a ocurrir. Me arrepiento de no agradecerle debidamente a mi papá y a mi mamá cuando tuvieron que dar el cuero por mi, me arrepiento de no informarme antes acerca de la enfermedad de papá y dejar que mi mamá haga todo el trabajo cada noche completamente sola.
Me arrepiento de darme cuenta de todas estas cosas y aun así no cambiar ninguna de ellas, ni siquiera las que aun tengo tiempo de cambiar.
Pero ahora es diferente.
Ya es hora de cortar con el mandato familiar, con esta herencia que me demanda callarme la boca, porque hasta acá llegaron las cosas que se pueden amontonar en mi, vamos a hablar de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario