viernes, 25 de abril de 2014

#Que destrozo tan bonito.

No había nada mas calmo que mirarlo, porque si, porque me hacia acordar a mis pequeños pasos, porque no me llenaba de sus miedos ni me contagiaba su destrozo, porque lo veo valiente y me lleno de valentía, como si el querer fuese poder por primera vez en mi vida, como si pudiese hacer cualquier cosa, como si pudiera tenerlo con solo imaginarlo.
Mis ojos recorrían desde su pelo hasta su mente, que no era poca, que me invadía toda la noche, que yo tenia ganas de aprenderla de memoria.
No poder hacer nada mas que escribirle a mis momentos se sentía como la perdida completa de la voz, del ser y estar, de dejar de mirar y comenzar a cegarse todos los días un poco mas. No entendía de razones y pretendía que nada de lo que sentía era real, todo me pesaba todas las noches donde lo miraba la luna una vez mas, me quemaba el pequeño pedacito de amor que comenzaba a crecer siempre que no estaba ni lo encontraba bajo la almohada, como si se evaporara en el aire una parte de mi ser que no me dejaba ser yo completamente, y ardía como el fuego... ardía y quemaba mis hojas.
Ocurrió despacio, no tengo el valor aun para decir que siempre lo supe, pero puedo asegurarme a mi misma que aquel sentimiento era parte de aquello que debía acabar para siempre, un para siempre que me logro rescatar, un para siempre que se me hizo tan infinito como tu sonrisa que sabe navegar.
Cuando de sus parpados y los míos se desprendan versos...





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