En el día eterno que se repite, en un bucle inconsistente de emociones pasajeras y pequeños atajos,
quizás encontré algo después de irme tan abajo,
algo precioso y brillante, cegador quizás.
Me emociona despertar en otro día donde el sol aparece a iluminar,
sentarme a desayunar tu voz ronca y algunas palabras necesarias.
Esta cercanía que siento, a veces tan distante y directa,
como si me dieras espacio para poder entender un poco mas la lentitud de la circunstancia
y mi extraña manera de quererte.
Estamos unidos de alguna forma extraña al mismo karma.
Y no se que seremos mañana, ni me interesa saberlo,
tampoco se que somos hoy,
pero quiero intentarlo porque este sol me empuja desde atrás con suavidad
y me invita a ver todo con otros ojos,
a escuchar voces diferentes a la mía, no mejores, solo diferentes,
a entender que yo también deseo salir corriendo.
Pero no hay apuro sabes, no hay apuro por nada,
no importa si mañana deseo morir de nuevo,
si el sol no vuelve a salir,
si mañana ya no te tengo,
yo todavía quiero estar ahí,
quiero ver ese mundo donde no estés y este mundo donde yo renazco de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario