domingo, 3 de enero de 2021

3 de Noviembre - falta de paciencia para reciclar dolor

 Te me pegas a la mente como chicle viejo
y yo mastico todavía esa misma saliva.


Los recuerdos, vienen tantos,
que no se como soportarlos.
De vez en cuando pienso
¿cuando fue que todo se fue al carajo?
¿qué cosas puedo soportar?
¿qué tan importante es esto para mi?
Siento que estuvimos en una nebulosa incomoda,
superficial, barata, rota
pero aun así cálida, intensa, letal.


Queríamos tanto y sentimos tanto
que todo era difícil de explicar,
cualquier problema era la bomba final,
sin pensar en alguien mas
teniendo pequeñas dosis de fe
como rogando por favor
para que nada salga mal.


La que hablo primero fue la desesperación
de pensar que todo iba a ser macabro -aunque ya lo estaba siendo-
que el amor no era tanto,
el miedo a fracasar de nuevo en algo que deseaba saliera bien,
una mentira chiquitita
tras otra mentira a medias
escondida en otra mentira aun mas grande
y una cara desfigurada por el paso de los días.
No es necesario preguntar qué mano sostenía la cuerda que soltó la guillotina,
ambos sabemos que nuestras cabezas rodaron,
después de unas pequeñas cuotas de dolor que creímos mas cómodas
que rompernos la garganta a gritos de una sola vez en el comedor. 


No creo que el tiempo haya sido en vano,
siento que lo estiramos tanto
porque nos quisimos demasiado
y quiero seguir creyendo en eso.
Yo sé que entendes en el silencio que todo fue para mejor,
porque al final, ninguno de los dos esta roto,
ninguno esta solo,
siempre vamos a tener estos recuerdos
y esas palabras cálidas y templadas que solíamos usar
para no rozar la sensibilidad del otro,
siempre vamos a tener ese colchón de plumas de la memoria
que nos dice que hicimos cuanto pudimos por el otro.


No me arrepiento,
pero no vas a ser la única cosa especial que voy a tener en mi vida,
ni mi ultimo recuerdo feliz,
ni el mejor momento de mi vida.
Hay mas cosas que quiero lograr, 
mas caras que quiero ver,
hay mas camino embarrado donde ensuciarme,
y hay mas verdades sobre mi allá afuera (mas bien, dentro) que necesito enfrenar.
No es un hasta luego.


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