Cuatro personas en una misma sexualidad perdida.

La noche aquella donde el cielo comenzó a llorar recuerdos perdidos y comentarios lejanos,
recordé los besos húmedos de aquellas muchachas de cachetes cálidos y ojos brillantes,
recordé aquella mirada que me helaba y me cortaba la piel desde el otro lado del patio de mi casa donde ocultaba sus mas horribles intenciones y deseos detrás de unos arbustos, merodeando, siempre viéndome.
Como por arte de magia, como descascarando algo que yo misma había borrado en el seno de mi memoria, recordé los deseos que tuve a tan temprana edad, la forma en que las tocaba y recorría su cuerpo con mis manos como si fuese su dueña y su mártir, el momento donde nuestros sexos se hicieron de plumas y me volví amorfa y desconocida, formándome de esa forma para este presente que vivo y donde trato de olvidar aquellas tardes de desnudos, preguntando si a alguien he herido con esas tontadas de niña que solo buscaba que alguien la hiciera sentir protegida, entender que clase de amor prefería y para que estaba lista.

Ahora recuerdo como sus ojos se reflejaron en los míos, como nunca pude sentir amor por ella pero un tremendo deseo de querer besarle siempre, aunque besarle fuese como una fila de autos interminables atropellándome uno tras otro, aunque ahora mismo lo recuerde y me replantee mi sexualidad que parece un errante sin hogar, aunque me replantee mis actos sin sentido y piense que fue lo que quise lograr o buscarme un porque a esa situación que yo misma había creado con mis manos y tu sonrisa, mis manos y tu ingenuidad, la mía y tus ojos rojos.

Y esos tercer par de ojos mirando, como un buitre a su presa, como si no fuese una aberración si no un acto tan sexual como el sexo mismo. Creí haberlos olvidado, creí haber olvidado la forma en la que sonreía con perspicacia a través del alambrado, llamándome por mi nombre como si un conocido fuese, queriendo volver a matarme de nuevo... y la forma en que yo solo podía mirarlo y mirarlo y mirarlo...