¿Quien hubiera creído que con tu presencia la llenarías de llamas?
Que harías arder todo aquello que creí querer, todo lo que alguna vez dejo de ser mio y todos esos cuadernos y poemas con destino hacia ningún lugar.
Gracias por darle calor a todos los libros y por liberarme de ellos para darme unos nuevos, gracias por calmar la furia de mis escritos y haberlos convertido en mas certezas que dudas en pena.
Gracias por ser las llamas que incendian la pieza.
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