miércoles, 7 de mayo de 2014

Nunca perdi el tiempo contigo... todo lo guarde en poesias.

Vine a escribir en nombre de mi cuaderno, porque sus hojas ya no envuelven secretos y porque ser yo la única que puede leerme cuando me desintegro del todo en este mundo, me hace sentir incompleta en cierta forma porque hace tiempo ya deje de escribir para mi.


Vivo mis días pensando, llego al punto en el que creo que pienso mas de lo que logro articular palabras en un día, pero cuando escribo sobre vos no me hace falta pensar y las palabras huyen solas a tu encuentro y termino escribiendo hojas de amor y otras variantes de mis sentimientos.
A veces llega lo inevitable y sufro un poco, pero la mayoría de las veces te sonrió desde acá y estas sonrisas idiotas que se escapan y se pierden en el aire te buscan desesperadamente porque estas manos necias también quieren huir de mi y encontrarse con las tuyas, porque mi corazón rápidamente y de un tirón decidió empezar a quererte como un torbellino, como un todo en mi misma.
Y ya es imposible que mi mente deje de tenerte prisionero estas veinticuatro horas que dura un día, y estoy mas que segura que si duraran mas tiempo, lo mismo seria, como si mi pobre y adolorido cuerpo soportara cosas como soñarte y no verte, como dejar que las canciones entren y no salgan de mi porque me complace anunciar que hacen que solo te quiera mas de la cuenta.
Y a veces no puedo conmigo y trato de parar, de dejar de sentir, de ser, de soltarte un rato...
pero después ardo de nuevo ante cualquier palabra, cualquiera que fuera lograría sacarme una sonrisa por saber que es tuya. Y yo se que mi vida y la tuya jamas se han eclipsado, que mis ideas quizás no se parezcan a las tuyas y que mis monstruos por los que deseo luchar no son igual que los tuyos ni tienen la misma forma...

Pero esto que me nace ya parece un roble...
y me dan miedo sus ramas,
pero estoy enamorada de sus raíces.






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