viernes, 27 de febrero de 2015

Carta.

Querido amor: Ha pasado un tiempo desde que te observe por primera vez, nunca me hubiera imaginado que tus sonrisas algún día serian mi mas eterna felicidad... y mi mayor condena. 
La vida me dio tiempo, espero hasta que yo estuviese lista para vos y de un momento a otro te trajo hacia mi, o yo fui hacia vos, corriendo, desesperada por tus palabras, por tu calor y tu compañía.
Muchas cosas me han ocurrido a lo largo de mi vida, yo no soy perfecta, siempre quise que alguien venga hacia mi feliz de verme de nuevo, que alguien se preocupe por mis sentimientos y me abrace muy fuerte cuando sienta que me estoy por romper en pedazos.
Y llegaste.
Te espere por tanto tiempo...
Y viniste.
No hay calor que pueda combatir el invierno que el de tu propio corazón amor, y yo estoy dispuesta a dar mi cuerpo y mi alma por esa causa, por tus manos y tus caricias, por esas lineas que se marcan al rededor de tu boca cuando sonreís, por esas manos ásperas que son tan suaves como el terciopelo y por ese amor por mi que irradias todo el tiempo, ese amor que me das y me hace ser tan feliz, verte y sonreír, tener ganas de olvidarme de todo y de abrazarme a vos para siempre. Que nada nos importe, que nadie nos distraiga, toda mi vida esperando el milagro y viniste vos y te veo desde siempre...
pero cuando te observe de verdad, cuando realmente quise saber de vos, cuando hablamos por primera vez, cuando tu mano toco la mía inesperadamente y mi corazón latía tan fuerte que sentí que iba a salirse de mi pecho...
No podes decir que no estabas buscándome...
No puedo decir que no estaba esperándote...




viernes, 20 de febrero de 2015

Vida mía no me falles, no me hundas.

Día 1: Una alfombra dorada se extiende bajo mis pies, mi cuerpo ahora mas pequeño reconoce a duras penas sus pensamientos, no entiende si esta sobre una alfombra o una dura manta. El ayer se le olvido y el futuro en un entierro, es tierra sucia y mojada, es fango que arrastra todo... pero aun no lo se, aun tengo todo intacto.
Día 2: Mi primer paso fue osado, lento y doloroso. A los lados la gente me observaba sin emitir comentario alguno a cerca de mi, donde estaba o porque me estaban viendo, pero no me pareció extraño, así que seguí caminando. Mi cuerpo crecía con cada paso y me sentí valiente, me sentí poderosa, alas de gorrión se extendieron en mi espalda y yo sabia que estaba creciendo, que esas alas eran mi poder, mi gloria, mi esplendor y que crecerían junto a mi.
Día 3: Fuerte y poderosa, así podía describirme mientras caminaba sobre la alfombra dorada, pero mirenme ahora, todas esas personas que antes me observaban cuidadosamente se esfumaban de mi vista, mis pasos cada vez se hacían mas rápidos, estas alas de pichón herido no me hacían ver como yo quería y tenia mis piernas cansadas de tanto correr y caminar, así que me tire ahí mismo en el suelo a descansar.
Días, semanas, años : Ruidos y estoy sola, sol y yo lloro, oscuridad y hay luz, noche sin sueño y un amargo gusto en la boca. Las personas, esas pocas que aun me miran desde lejos a veces me hablan de mis alas de pichón, dicen que aun las conservo pero cuando trato de tocarlas no puedo hacerlo, sencillamente creo que me mienten y se están burlando de mi, no hay sol en este pasillo y la alfombra dorada a la que me había acostumbrado se volvió sucia y ya no tiene ese color del que me había enamorado. Las caras, los ruidos, mi voz... todo se va y solo tengo estas ganas dentro de mi de levantarme y salir, de correr de nuevo todo lo que antes recorrí y de vivir, por si mañana muero quiero vivir, quiero salir y ver, quiero crecer de nuevo como un roble fuerte y sano.
Pero todo fue niebla y un poquito de esperanza que siempre vuelve a doler.

Vida mía, en que te has convertido...



lunes, 16 de febrero de 2015

Una felicidad que hace que las tristezas caduquen.

Una gota que cae del cielo, es lo mismo que una canción esperanzadora, de esas que yo se que te gustan y de las que yo disfruto. 
Un sol en la mañana que aparece para quedarse hasta que se vuelve noche y debemos volver a nuestras camas, solos esperando el próximo amanecer.
El viento que barre el rencor lejos de nuestras manos y nos deja expectantes queriendo volver a encontrarnos para discúlpanos, abrazarnos y bebernos las caricias que no nos dimos. 
La soledad de una habitación que no tiene tu olor es equivalente al dolor que siento cuando quiero estar cerca tuyo y ahí estamos, juntos... y lejos.
Una mirada hacia la nada me recuerda que estas frente a mi y que quiero verte, que nada en el mundo me colma de tanta felicidad que estar con vos y tener tus besos al alcance de mi mano, que tu nombre invada mi vida y que entraste en ella para quedarte.

Cada pequeña cosa, amarga o llena de felicidad me recuerdan a ese día en el que decidí hacerte mio, tenerte, donde realmente dije "Me quedare contigo, quédate conmigo también, por favor", la noche en la que de un beso enternecí, donde yo pertenezco y donde quiero estar siempre.