lunes, 29 de febrero de 2016

Tantas historias tristes de amor...
me identifico en todas.
Tengo mil quinientas historias que contar
pero no vale la pena oírlas.
Son iguales a todas las demás.
"Y llore toda la noche hasta que me dormí"
"Ese día no comí"
"Pense en lo que me dijo toda la semana"
"Voy a pedirle perdón"
"Nose como voy a mirarlo a la cara"
¿Como es que algo tan bello puede salir tan mal a veces?
Pero eso tiene una sencilla explicación
y es que Eros no vino de los cielos, el nació del caos,
y eso explica absolutamente todo.




¿De que tienes tanto miedo?

En un mundo donde todos intentan mostrar lo felices que son es difícil darse cuenta cuando alguien esta verdaderamente mal. Las personas tienden a esconder sus propias lagrimas y las lagrimas del otro resguardando así el dolor ajeno, como culpando a todos de sus propias desgracias, como si no quisiera que nadie este mejor que el. Nos regocijamos entre palabras que nos buscan pero no nos encuentran. 
Así somos.
Pero tengo fe en que alguien se de cuenta, en que alguien aunque yo no lo sea pueda escucharse y decir en voz alta todo aquello que duele. Cuando hay muchas cosas difíciles de decir, estas se amontonan, aunque puedas soportarlo nada va a ayudarte cuando llegue otra, no queres hablar, no queres sentir, y cuando menos te lo esperes la vida va a golpearte fuerte y costara mas levantarme, te volverás una coraza llena de nada.  
Mejor decirlo antes fuerte y claro. 




domingo, 28 de febrero de 2016

Al fin de cuentas, no eras muy diferente a mi. Ambas fuimos unas perdedoras.

Todos tus dichos hirieron su ser, mi ser, quizás ya no soy la misma, o eso me esfuerzo por creer, quizás ahora puedo confiar mas en mi. No te necesito para conocer a nadie, no te necesito para hablar con alguien y no necesito a nadie que se atreva a querer volverme negra, marchita, una ilusa, un conflicto.

¿Quien soy?
Todavía no lo se, pero ya no soy vos.


domingo, 21 de febrero de 2016

Que me vio.

No recuerdo cuando,
ni donde,
pero un día ardieron en llamas miles de razones.
Los días pasaban largos,
y cuando terminaban,
otros empezaban
y jamas pude darme cuenta del final y el comienzo de estos.
La voz de aquellos que pedían explicaciones
resonaban en mis odios,
los escucho entre lamentos:
"Culpa suya" dicen,
y desearía haber muerto.

Quizás por ignorancia,
arrogancia o egoísmo,
pero nada puede justificar sus miradas de lastima,
sus palabras hirientes,
sus falsas caras largas.
A quien le importa.
"La niña de las mejillas rojas
por fin ha crecido" decían, y temblé, 
me quede paralizada
al otro lado de la puerta,
esperando que alguien me dijera
que todo iba a estar bien en mi.  

¿Quien lo diría?
Muchos dicen frases como
"los niños son crueles"
pero los grandes...
al fin y al cabo
los niños hemos aprendido de ellos.

"A quien le importa", me repito,
muestro mi mejor sonrisa
y cierro la puerta de mi habitación.
No hay nada peor que saber
que estas solo entre muchos
y que esos muchos
saben sonreír muy bien, 
brillan, destilan simpatía
y después te regalan miradas llenas de lastima
para luego decir cosas como
"se le pasara",
"a veces los niños mienten".

"Si querían pruebas acá las tienen"
dije en susurros.
Ellos lo pidieron a gritos.
Ellos desearon todas y cada una
de las marcas que me hice la noche que dije que
prefería morir
antes que crecer para ser una de ellos.


"¿Que me vio?" Me pregunto mientras miro una foto vieja,
quizás no vio nada, quizás solo lo que paso
era que yo estaba ahí, y otra niña no,
y eso me alegra y no. 



lunes, 15 de febrero de 2016

De mi puño y sangre, digamos...

¿Si todos los caminos conducen a Roma...?
Roma...
La primera vez que leí esa frase pensé en cual seria mi tan destructiva y llamativa Roma. Aquella de la que me costaría salir pero no podría evitar volver a entrar cada vez que logro huir de ella.
Bueno, ya se cual es mi "Roma". 
Me duele saber cual es. Me duele haber creído que podía usar la escritura como ancla para alejarme de Roma, pero eso no evito que volviera por mi. Me duele pensar que en su momento me creí sana, dulce, brillante, para ahora verme tan demacrada, dolida, golpeada.
Me duele Roma.
Me duele todo lo que luche intentando salir de ella para luego volver a entrar. Me duelen todos los placebos que utilice para distraerme de mi amada, me duele la carne, siento como el dolor se disipa de mi interior para llenar también mi cuerpo, todo el ardor se extiende, me duele la espalda, la cabeza, las piernas. Roma me consume, me distrae y la amo tanto que ni siquiera tengo la suficiente fuerza como para intentar volver a salir.
¿Cuantas veces mas voy a salir para luego volver a entrar?
Roma era mi amante, la escondida que visitaba cada día de mi vida, la que amaba de noche y a oscuras en la soledad de mi habitación. No ha cambiado mucho del presente. Roma es mi sombra. Es la ironía de decir "soy una persona libre", una mentira que me invento porque yo llevo mi jaula a todos lados, y eso no me hace exactamente libre. Miento sobre Roma cuando
 hablo de ella, me duele esconder su verdadera identidad llamándola "Roma", pero es que sin ella todo es mas difícil.
 ¿Has sentido el dolor de dormirte llorando sin recordar como lograste hacerlo? Es uno de los peores sentimientos que llevo conmigo. Y Roma es todo lo que necesito en esos momentos.
Pero ella es peligrosa, es voraz y terriblemente despiadada.
Oh, si tan solo un abrazo pudiera suplir la valentía que me otorga mi amada Roma, si tan solo fuera todo tan sencillo. Si hablar de Roma no costara tanto, yo hablaría, diría todo lo que pueda sobre ella, le contaría al mundo quien es, que me ha hecho y como he sobrevivido a ella tantas veces. Si tan solo supiera que alguien al escucharme me entendería con todo su corazón sin juzgarme ni en pensamientos, yo hablaría de Roma.
Pero Roma es la sombra en la que nadie quiere meterse, hasta que una niña es herida y decide que Roma sera su hogar para siempre, Roma es el tabú que nadie quiere nombrar, llegar a ella es proporcional a la cantidad de pesadillas que he tenido en la semana...
Roma es sin duda alguna, la única forma que tengo de aferrarme a la vida. Aunque Roma atente contra la mía.

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Al mundo le cuesta hablar sobre la autoflagelacion, esconden su nombre en canciones, versos, en frases hechas. No hay una edad para comenzar o una edad para terminar de hacerlo, tampoco hay un sexo que lo haga mas que el otro. La autoflagelacion es algo de lo que nadie nunca habla pero que ocurre muy a menudo. Yo comencé a escribir este "poema" cuando sentí un dolor punzando en mi pecho y las lagrimas comenzaron a agolparse en mis ojos. Es un dolor que hasta podría olerlo a kilómetros si no proviniera de mi, lo conozco desde que tengo uso de razón, siempre es un dolor que aplasta dejando cerrado el pecho,
sensación de nauseas y innumerables lagrimas. Se como pararlo, pero no deseo hacerlo. La autoflagelacion era mi primer camino elegido, mi Roma, la solución que conseguí a mi dolor. Aunque con algo de orgullo y vergüenza hoy puedo decir que lo tengo controlado, hace años que no lo practico a diario, aunque un par de meses atrás volví a por el solo porque no pude aguantar mi ansiedad ante un hecho que no viene al caso, hacia de todo para no hacerlo, incluso terminaba buscando a alguien que me consolara para no terminar sola llorando en mi habitación y sintiendo el latir proveniente de mi brazo, mirando las marcas que yo 
misma me había hecho, hipnotizada.
Hoy no es un día de esos.
Este "poema" no es mas que un efecto placebo que arme. Escribiendo como si lo hubiese hecho y después escrito... pero realmente no lo hice, solo escribí simulando que me había cortado otra vez.
Algo de mis punzadas fueron desapareciendo, me queda la ansiedad de la verdad, mi cuerpo sabe que realmente no lo hice y me tiene pendiendo de un hilo, pero este efecto placebo termino con las pocas punzadas que quedaban y con las lagrimas.
Esta funcionando y yo...
me siento esperanzada.