Pienso en cuando se va a detener, en cuanto tiempo va a tardar el mundo.
Cuantas mas van a morir, cuantas mas van a llorar y sufrir.
Pienso en la gente que esta mal de la cabeza,
aquellos que no piensan que le están gritando barbaridades a un ser humano,
que no piensan si quiera en las barbaridades que sus bocas gesticulan,
que no piensan en todo el daño que podrían estar provocando.
Pienso en esa mujer que sale a laburar de jean largo, suelto
de remera manga larga, sin escote
a la que le grita como lamería su cuerpo
un tipo arriba de una camioneta.
Y también pienso en aquella joven que sale a su Facultad, secundaria o primaria
quizás de short, quizás de musculosa, quizás con ropa ceñida
a la que un grupo de obreros se anima a gritarle un asqueroso "mamita"
y ella solo sigue caminando preguntándose si debió taparse mas.
Hacer sentir al otro vulnerable y desprotegido es violencia.
Y que un hombre haga estos actos día tras día, generándose placer ante este hecho,
es morboso y tiene que detenerse.
Si no creemos en nosotras mismas ¿entonces quien lo hará?
Con la cabeza firme y mirando al frente,
siempre presente.
