miércoles, 20 de diciembre de 2017

Crecimiento.

Desde que me reconozco en el espejo
ya no me da miedo el fracaso.
El fracaso propio siempre duele,
pero en parte por los ajeno,
por aquellos que opinan y juzgan,
pero la realidad es que quienes realmente se preocuparan
no te señalarían.
El fracaso es un fantasma en las palabras de un otro,
en la mirada acusatoria,
el miedo al fracaso, por consecuencia,
es siempre parecido al miedo del "que dirán".
Pero comencé a perder el miedo
desde hace mucho des-construyendo lo que construyeron en mi,
lo que herede de familia, ese miedo eterno
-y que todos llevamos dentro-
del que dirán.
Que dirá esa gente que no nos quiere,
quienes no queremos,
a quienes nada debemos,
quienes no nos miran a los ojos.
Pero aun así, nos preocupamos.
Después de sentirme sola, un poco humillada y triste,
-porque las palabras hieren, siendo sincera-
aprendí a bloquear de mi mente ciertas palabras,
incluso gente que solo abre la boca para herir,
para buscarme el llanto y alguna mueca,
aprendí a revolucionar mi mente,
cambiar para bien, mi bien.
Y seguido a este nuevo yo, mas fuerte,
le siguió sin yo buscarlo
la perdida del miedo al monstruo mas grande,
el fracaso.
¿Que es el fracaso?
Yo sigo viva, peleando siempre por quien quiero ser,
al pendiente de mis necesidades, de mis cambios.
Se cuando me esforcé y cuando no.
Se que merezco y que no.
Se cual es el mejor momento para crecer
y cual el momento para hacer una pausa y jugar.
Mi vida esta llena de fracasos,
pero también llena de aciertos
y de cosas que me hacen feliz.
Prefiero no perder el tiempo amargándome por lo primero,
y así tener mas para buscar el camino correcto por el que tengo que andar
para dejar de errar y a la vez
tener un ratito para jugar.





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